Sequía


No me queda más que esperar a que llueva.
Quizás mis demonios se ahoguen
y mis penas se apaguen.
Quizás se pudran tus raíces de cacto.
Con el agua renacerá la vida
y tu recuerdo se diluirá en los cristales salpicados
de mi ventana.
Te irás deshaciendo en cada gota
y dejarás de enterrarte en mi piel.
Mientras tanto, seguiré secándome al sol.





Torres, Michel. (2000) Sequía. En El lado oscuro de la luna. México: Universidad de Colima. Pp. 41.

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