La maldición



Tenía la maldición de la muerte; la llevaba consigo. Se dedicó a la literatura y era un buen escritor y también un buen lector.
Esto último se convirtió en su maldición o, mejor dicho, en la maldición de otros como él; autor que leía y que todavía estaba vivo, autor que al mes, dos meses, inesperadamente moría. Se desató, entonces, una reacción en cadena en la que creyó que él influía en la muerte de todos esos escritores famosos.
Un día releyó un texto suyo y pasó lo que tenía que pasar…





Llanes, Alberto. Tras las rejas. En Maicro-Machines

2 comentarios: