A la fiesta del librero Venegas habían sido invitados
libros apócrifos, libros históricos, libros de bolsillo, libros-objeto y hasta
ediciones de autor. Podemos imaginar las conversaciones entre tan ilustre (y en
algunos casos ilustrados) personajes. No faltaban las presunciones: “Soy de los
más vendidos en el mercado”, “Acabo de ganar un premio”; como tampoco las
dolencias: “Tengo días que me molesta una errata en la página veintidós y una
más en el apéndice”.
Entre cultas vanidades llegó tarde a propósito
una edición príncipe a la que todos rodearon y colmaron de zalamerías de
inmediato. La edición príncipe, en su trono de original belleza, miró
displicente al montón de libros apilados. De pronto, todos se dispersaron. A paso
lento, aunque seguro, había arribado un incunable de 1492, año del
descubrimiento de América.
La edición príncipe bajó de su trono, y
cedió su lugar al legajo aquel de papeles en que se distinguían los caracteres
móviles fundidos de la empresa Gutenberg. El incunable despedía un fuerte olor
a humedad y memoria, pero eso sólo incrementó —toda la noche— su
poder de seducción y misterio, según cuentan las crónicas.
Sánchez, Ada Aurora (2014) De libros a libros. En Todo libro es una liebre. México:
Puertabierta Editores. Pp.68-69.
No hay comentarios:
Publicar un comentario