A que huele La Tremenda Corte


            Las cocinas de algunas casas del centro de Colima todavía conservan un fiel olor tradicional. Si lo dibujara, sería un hilillo de colores rosa y anaranjado; matices rojos sobre blanco. Una combinación de la ternura extraña de la sopa de fideos en manzana. Apenas siento aquella caricia, pienso en mi abuela y en la XERL. Toda la casa huele a maíz, tortillas, a comal. Un poco de sudor sobre el suelo, pero quién sabe qué de tierra seca puebla el ambiente. ¿No han sentido ustedes esa presencia cálida al entrar a casa de la abuela? ¿Ese aroma de calor de mano con harina, de especias desconocidas, tomillo, orégano, comino, clavo? Ése aletear de mariposa en la nariz, de trino en las mejillas? El aroma que ahora percibo, el de los fideos con manzana, es acompañado –pon atención- por una ramita de yerbabuena: ¡ah, qué delicia la frescura de la yerbabuena entre el trozo de manzana y el trozo de fideo!
            Si esperamos una hora más, se filtrará otro olor que un tragón experto reconoce. Algo de vinagre de coco a fuego lento, un poco de salsa picante, chile guajillo, de árbol, secos, dejan su armonía ardiente sobre el aire, también volviendo ardiente lo que tocan. El vinagre tropical, no tengo que decirlo, huele a casi nada: es la esperanza de quitarte la sed con carne blanca de agua. Si alguien se pudiera acercar un poco más a la cocina, vería, sentiría, cómo se ahoga la cebolla en el jugo de limón. ¿A poco o dan ganas de llorar con esta mezcla? El rábano completa la naturaleza del lloro: huele a lágrima vieja, el tatemado se deja sentir por el aire, danzando, hasta penetrar con algo de violencia las narices. Es una delicia el olor de las costillas del cerdo, cocinadas en vinagre, bañadas en aquella salsa. Ardiendo todavía, el olor es una bofetada contra el hambre. Faltaban unos minutos antes de las tres de la tarde – la Tremenda Corte y Tres Patines son el coro -. Llega la mantequilla y su poder corrosivo a limpiarnos el olfato. Qué bien huele el arroz que está gritando en su lago amarillento; la mano de mi abuela sirve la comida.





Ruiz, Bernardo. (2003) A qué huele La Tremenda corte. En Antología de la primera generación de la Escuela de Escritores de la SOGEM Colima. Cola de cuija. México: Gobierno del Estado de Colima/ Secretaría de Cultura. Pp. 146.

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