La flamante
pareja de recién casados en su noche de bodas, entiéndase bien, n-o-c-h-e---d-e---b-o-d-a-s.
Están dispuestos a disfrutar en grande y pasarla bien.
El hombre quiere poner en práctica
todas las posiciones habidas y las por haber, la mujer ansía que su hombre no
se quede dormido o que a la mera hora no funcione, o que funcione, pero
poquito, y que todo sea así, muy de rápido y no alcance a disfrutar esa
flamante n-o-c-h-e---d-e---b-o-d-a-s.
Así que el hombre quita camisa, la
mujer también, él baja bragueta, la mujer quita falda, el hombre baja calzones,
la mujer también, aquí la mujer se adelanta y quita bra y el hombre no quiere
quedarse atrás y se quita los calcetines, primero claro, los zapatos. Listo,
están desnudos. Se contemplan los cuerpos desnudos, el hombre tiene ganas, la
mujer las tiene también, a uno se le notan a simple vista más que a la otra.
La mujer se tira a la cama y el
hombre se pone encima de ella, la mujer en un movimiento cambia de posición y
pone a su ahora marido abajo y ella arriba, a tomar las riendas de la
situación, de la vida, del destino, de todo, al hombre no le importa y quiere
empezar.
La mujer se vuelve a poner abajo,
esta vez, expande cuerpo, extremidades y abre piernas. El hombre, hecho todo un
hombre sentencia: «te voy a matar de amor, vas a morir de amor», la voltea y
comienza a embestirla, la mujer queda tendida sin respirar, con la cara pegada
en la almohada, esta vez con el cuerpo y las extremidades extendidas, las
piernas bien abiertas y el sexo dispuesto, el corazón… el pulso… la
respiración… han fallado, todo ha fallado.
El hombre
pierde todo intento de erección.
Concluye la
historia y aparecen los créditos.
Llanes, Alberto. Tras las rejas. En Maicro-Machines
No hay comentarios:
Publicar un comentario