La
obra de Reinaldo Arenas es vasta y comprende todos los géneros: ensayo, cuento,
poesía, teatro, novela. La mayoría de sus novelas han sido traducidas a varios
idiomas y en vida le fueron otorgados diversos premios literarios. En el
presente trabajo me enfocaré en la novela El
color del verano o Nuevo “jardín de las Delicias”, la cual forma parte de
una serie de novelas que Arenas llamó Pentagonía o La historia secreta de Cuba.
Las
cinco historias narran cinco agonías con grandes dosis del anecdotario personal
del escritor, donde los personajes centrales están cerca de la muerte, porque
la muerte es inevitable y porque para Arenas la muerte significaba también una
liberación. Los títulos que la conforman son los siguientes:
v Celestino antes del alba
(1967)
v El palacio de las blanquísimas
mofetas (1977)
v Otra vez el mar
(1982)
v El asalto
(1988)
v El color del verano o Nuevo “jardín
de las Delicias” (1989)
En
esta novela, escrita en la agonía del autor, Arenas intenta retratar de manera
pícara la vida sexual de la Habana, en el trasfondo de un enorme carnaval que
celebra los 50 años del gobierno de un dictador de nombre Fifo, muy similar a
Castro. Con tres personajes que tienen mucho de Arenas, la historia avanza
mientras aparece una juventud cansada de la represión que emprende una especie
de revolución erótica, donde se develan otros problemas de la isla.
En la novela se narran las desgracias de “el bugarrón” que recorre la Habana
años después del triunfo de la revolución “el bugarrón” descubre, que en el
mundo sólo había maricones. El marco principal de la narración se sitúa durante
el carnaval en el que se festejan los cincuenta años oficiales –cuarenta
reales- de gobierno de Fifo, motivo por el cual se resucita a figuras de la
cultura cubana de todos los tiempos y se produce a todo tipo de estrafalarios
ceremoniales de exaltación del régimen castrista.
Arenas
recurre a las técnicas barrocas para reescribirlo de una manera postmoderna,
renovando los métodos convencionales y tradicionales de la literatura. En la
obra de Arenas lo alucinante y sensual se entremezclan con lo pesadillesco y
brutal. En la novela se identifica el placer homosexual como fuerza liberadora
y ataque a la cultura falocéntrica siempre hegemónica: se persigue por todos
los medios un mundo casto, práctico y sobrio.
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