Ésta y todas las
noches
ella viene a mi
lado.
Siente en mi
lecho,
acaricia cada parte
de mí.
Pone sus labios
en los míos
y vierte sus
pupilas en mí.
Me hace suya.
Entra en mí.
Me brinda el
sosiego anhelado.
Colma mis
caprichos,
los de niña y
los que al crecer adquirí,
cura mis
heridas,
consuela mi
infinita tristeza.
Me llena de
alegría.
Hasta que llega,
como siempre,
el día.
Porque la mañana
conjura la vida,
pero la noche…
la noche me
arroja en los brazos de mi muerte.
Torres,
Michel. (2000) Declaración de amor. En El
lado oscuro de la luna. México: Universidad de Colima. Pp. 24.
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